Fútbol
El día que le gané a Fran, del Dépor, al ajedrez
diciembre 3, 2025
Por: Zeltia Regueiro
Cada uno tiene sus hitos de infancia, algo que recuerda con especial cariño. Muchas veces solo tienes la memoria para rememorar ese instante, pero en mi caso tengo la suerte de poder regresar a una fotografía. Después del maremoto de nostalgia que nos dio a todos con la visita de Bebeto y la publicación de su biografía autorizada me acordé de otra biografía, de otro exdeportivista, que tengo en mi librería. Y en la que, casualidades de la vida, sale una foto mía.
Hablo de la de Fran González, (Fran, O Neno 10) un libro que me regaló uno de sus autores, Alexandre Centeno (el otro autor es el periodista Rubén Ventureira, en la actualidad director editorial del Grupo Editorial El Ideal Gallego, empresa en la que trabajo). Y la historia es curiosa porque fue un obsequio que me hizo Álex en mi época de prácticas en La Voz de Galicia en 2008. Ávida lectora como soy disponía a leerlo pero antes hojeé un par de páginas y me fui justo a las de fotos e infografía. Y entonces pegué un respingo al ver que en una de esas imágenes salía yo con Fran.

Ahí estaba yo con otros niños que participábamos en el Torneo de Reyes, allá por el año 95, una competición de ajedrez que se celebraba cada Navidad en Coruña y en la que ese año, a mis nueve años, me estrenaba. Había empezado a jugar al ajedrez ese mes de septiembre y era mi primer torneo. Obviamente no me fue bien, perdí todas las partidas (salvo una, por incomparecencia de mi adversario) pero justo en esa en la que no tenía rival se acercaba a mí un miembro de la organización y me decía que me había tocado por sorteo jugar contra Fran una partida simultánea. Esto consiste en que Fran se iba a enfrentar a varios niños y niñas a la vez como broche final al torneo. ¡Estaba totalmente emocionada con la idea de jugar contra uno de los ídolos del deportivismo! Y ahí estaba yo, con otros dos niños, dispuesta a jugar mi partida contra Fran.
La norma en este tipo de duelos es que tu rival hace la jugada, tú piensas tu movimiento y cuando vuelve a pasar por tu tablero, les das la réplica, el mueve y cuando vuelve a pasar vuelves a mover. No puedes mover antes de que él esté frente a ti. Me tocó ser la tercera, así que antes de acudir a mi tablero pasaba por dos antes. Y ante los tres expuso la misma estrategia, buscar la vía fácil: el mate pastor. Un mate que cuando eres niño te enseñan, que es un camino rápido para ganar pero que si lo sabes defender prosigues con tranquilidad tu partida. Y yo, aunque con muy poquitos conocimientos aún de ajedrez, había aprendido, gracias a mi profesora Jelena Kolar, cómo defenderlo.
Así que mientras alguno de mis compañeros terminaba perdiendo presa de ese mate tan rápido al menos ahí no me pillaba Fran. Recuerdo que lo defendí y que él perdió la dama. No os aburriré con más detalles técnicos de la partida, sobre todo si no estáis familiarizados con el ajedrez, pero para hacer un símil futbolístico comer la dama en ajedrez es como que te piten un penalti a favor, lo marques y te quedes con uno más en el campo. Gané la partida (mi primera victoria de la historia del ajedrez), para mí algo increíble. Entendedme, una niña de nueve años, que había perdido todas las del torneo, le ganaba a Fran, al capitán del Súper Dépor. Era imposible no estar pletórica.
Por eso, al ver esa imagen en el libro que me acababan de regalar, rememorar ese día, reírme de mi inocencia no pude evitar señalarle a Álex que esa niña mofletuda era yo y estallar en carcajadas. Él alucinaba y yo no paraba de reírme de la curiosa coincidencia. La historia de como, una vez, le gané a Fran al ajedrez.
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