Con apenas seis meses de vida «Vagalume«, un espacio de «educación creativa» como define Alba González, pedagoga y responsable de este negocio, vio como el pasado 13 de marzo tenía que cerrar la persiana de su local, situado en el centro de la ciudad de A Coruña, y que llevaba abierto desde septiembre de 2019. Con la incertidumbre de no saber cuándo podrá volver a abrir, Alba cuenta cómo surgió la idea de Vagalume.
Foto: Vagalume
Un espacio para la creatividad
«Nació de mi experiencia en educación como pedagoga. El ver la falta de creatividad que se van encontrando los niños en su día a día me hizo querer abrir fronteras para que el músculo creativo no se deje de ejercitar desde los seis años«, admite Alba, que no oculta la «inspiración nórdica» en todo lo que rodea Vagalume, empezando por cómo está concebido como espacio.
«Todo es de madera, muy blanco, techos muy altos, no es el típico espacio de niños en el que hay muchos colores. Es un espacio muy simple. Está comprobado que los colores influyen en nuestro estado de ánimo», no obstante. Admite, aun así, que coge lo que más le «interesa de todas las pedagogías». «No me caso con nadie».
Dos zonas: juegos y tienda
«Por una parte, tiene una zona de juego libre no estructurado que está compuesto por lo que es el alma del local, el mueble de juego le llamamos. Es una estructura de madera muy grande, con un pequeño circuito de motor en la parte de arriba, muy sencillo, porque en todo lo que hago lo que prima es la sencillez», indica Alba.
Foto: Mueble de juego
También hay por todo el espacio «pequeñas propuestas de exploración». «La parte de abajo tiene como unas pequeñas cabañitas, que invitan a la intimidad o al juego un poco más independiente y por toda la instalación hay zonas de juego libre, no estructurado. Esto quiere decir, con muchas piezas sueltas. La madera es fundamental, los juguetes no tienen normas, los muñecos que tenemos no tienen género. Es decir, lo más limpio posible para poder desarrollar este juego creativo, al que muchos niños y niñas no están acostumbrados hoy en día. Es un poco el devolver la esencia de jugar como quieran«, explica Alba.
En esta zona de juego los niños están acompañados de sus padres, que pueden disfrutar también de la experiencia. «En esta zona de juego los peques tienen que venir acompañados mínimo por un adulto, tenemos unas mesitas y nosotros les ofrecemos un café, si les apetece y también tenemos unas pastitas. Pueden tomarse un snack mientras los peques juegan y como es un espacio tan acogedor y nuestra ratio es tan pequeña (10 niños o niñas) se genera un poco de intimidad e incluso hay mamás que vienen a teletrabajar», relata Alba.
Foto: Vagalume
Además, Vagalume cuenta con un espacio que implica una tienda física. «Hemos apostado por el comercio local y los juguetes que tenemos son de artesanos de la zona«. Su última iniciativa, con la idea de reinventarse es «abrir es un pequeño espacio de consumo del mínimo número de residuos«, para «quitar el plástico de nuestras vidas» o una zona «dedicada al arte», gracias al uso de material de lettering (arte de escribir a mano)».
Charlas de emprendedores o autonónomos y talleres
Además del juego creativo, Vagalume ofrece «actividades regulares». «Las hacemos todas las semanas, actividades en familia o para personas adultas. Tenemos un grupo de apoyo a la crianza, grupos de inglés y yoga en familia, yoga para personas adultas, un curso de fotografía… Son actividades semanales, a las que viene siempre la misma gente y que comprenden el curso escolar«, describe Alba.
Además, ha convertido Vagalume en un altavoz para otros comercios. «Cada sábado tenemos un taller o evento y dos veces al mes tenemos un desayuno o una merienda conferido como “coffee break” en el que los nuevos autónomos, que como yo necesitábamos un poco de promoción, puedan presentarse. Ahora que nuestro espacio ha llegado a muchísima gente y nos va muy bien, lo que queremos es que en Vagalume la gente se dé a conocer. Los asistentes abonan el precio del desayuno o merienda (3 euros) y el profesional da una charla sobre su trabajo», remarca
Pero todas estas iniciativas se vieron mermadas con la crisis del covid19 y ahora cierta incertidumbre asalta a Alba, una persona que se define como «optimista», pese a la coyuntura actual.

Cierre y reinvención
Pese a la entrada el lunes de esta fase 1 en toda Galicia, los pequeños negocios como el de Alba que llenan nuestros barrios, no saben muy bien cómo volver a abrir y cómo van a responder sus clientes. El virus sigue ahí, así como el miedo y en la incertidumbre que nos van a acompañar en los próximos meses.
«Cuando pasó todo esto nosotros llevábamos seis meses de vida, estábamos creándonos. En medio de todo esto, la decisión que tomé como responsable del espacio y de las actividades fue la de mantener la actividad online. Mantenemos de forma online todas las clases, pero dada la situación actual era normal que mucha gente se cayese de las clases. Por eso me preocupa un poco la vuelta en ese sentido», indica Alba.
Y es que las cosas se fueron complicado según avanzaban las semanas. «Soy una persona muy optimista y nos hemos reinventado en las clases, hemos empezado a movernos online, creando actividades nuevas, manteniendo la plantilla hasta este mes. Fue el que nos tuvimos que sentar y decidir que esto ya no era sostenible así. Me tuve que volver a quedar sola un poco ante el peligro. Nosotros por tener esta zona de tienda podríamos haber abierto esta semana ya, pero decidimos no hacerlo porque nos pilló muy desprevenidas: hasta el domingo (el 3 de mayo) por la tarde no se publicó el BOE, de lo que se cuenta a lo que luego sale publicado muchas veces hay variaciones.
Ya que la tienda en Vagalume no es su «actividad principal» actualmente les «compensa estar cerradas». «Abrir supondría pagar más luz, se sigue pagando pero se multiplicaría el consumo, pero ahora mismo económicamente no podemos abrir», advierte.

Reapertura: miedo y incertidumbre
Uno de los problemas que plantea su negocio es que conjuga ocio y educación, «dos de los sectores más afectados», por lo que no sabe a ciencia cierta cuándo podrá abrir. «Espero en julio empezar a tener actividad, normal, porque nuestras ratio siempre fueron reducidas, así que no creo que vayamos a tener problema. Incluso si hace falta reducir más los ratios, pero va a ser muy complicado, de eso estoy segura. Pero no creo que la gente quiere ir a un centro cerrado, con niños además. Eso es lo que me preocupa y tampoco sabemos qué medidas tomar para tranquilizar a la gente, está asustada, es normal», admite.
Solo tiene buenas palabras para sus clientes en estos meses tan complicados. «Desde el día 13, que fue cuando cerramos, hasta ahora lo único que tengo es palabras de agradecimiento a toda la gente que conoce Vagalume y el proyecto por el apoyo emocional, como el recibir mensajes cada día de personas que te están animando. Gente que, además, ahora mismo está comprando talleres online y a la que solo puedo decir gracias porque es que tenemos que decirlo, están ayudando a que negocios como este no se vayan a pique o puedan sortear esta ola que nos ha venido, de no saber qué hacer», relata.
Pone el acento en las personas que «están apostando por el comercio local, por negocios pequeños». «Me encantaría que esto siguiese así porque vamos a sacar algo bueno de todo esto y es el apoyo al pequeño comercio», comenta.

Déficit en información a las pymes por parte de las administraciones públicas
No obstante, advierte de que está faltando información por parte de las administraciones públicas sobre cómo pueden los comercios amoldarse a esta «nueva normalidad». «Ahora mismo para nosotros va a ser super difícil porque no tenemos estructura y nadie nos explica detalladamente qué tenemos que hacer. Si tuviera que abrir mañana no sabría qué tendría que hacer: ¿Tengo que obligar a la gente a llevar mascarillas? ¿Es obligatorio que yo la use? ¿Tengo que tenerlas allí para que la gente las consuma? Es que no tengo ni idea, por eso es tan importante que nos acompañen a los pequeños negocios personas que ya saben más en este sentido y que nos digan en qué condiciones y cómo podemos abrir, porque solo así podremos ofrecer seguridad a nuestros clientes.
Ante la falta de comunicación, de momento, por parte de entidades públicas como los ayuntamientos, Alba destaca la el ingente esfuerzo de las gestorías en estos momentos. «A mi directamente nadie me ha llamado, pero no sabría decirte. La comunicación que tenemos las pequeñas empresas es con nuestras asesorías, que estos días van hasta arriba de trabajo y están trabajando mucho. Y esto cambia cada día, se irán pasando fases y tampoco sé decir cuándo abriremos. Por eso es importante ser paciente y comprender que las empresas necesitamos tiempo para adaptarnos y poder ofrecer el servicio bien de nuevo«, afirma.