Más de 90.000 personas en España están pendientes de sus exámenes de oposición. La crisis del covid-19 ha paralizado durante dos meses el país, ha contagiado a más de 200.000 personas, destruido cientos de miles de empleos y se ha cobrado la vida de más de 27.000 personas.
A todos estos terribles dramas se une la situación de los opositores, que viven con incertidumbre el paso de los días y la ausencia de noticias sobre cómo y cuándo serán sus exámenes. He querido contar una de las miles de historias que se esconden detrás de los fríos números. La de Lucía Vázquez Brozos, con una doble licenciatura (en Publicidad y Relaciones Públicas y en Comunicación Audiovisual), que lleva desde julio de 2019 preparando unas oposiciones a la UDC (Universidad de A Coruña) y que a día de hoy no sabe cuándo serán sus exámenes. Cuando empezó el estado de alarma, la academia a la que acudía continuó las clases de forma online, pero esto no ocurrió en todos los centros de enseñanza.
La brecha digital
«En mi caso tuve mucha suerte, porque en mi academia estamos con clases online. Pero, en el caso de la prima de mi marido, que va a otro centro y también está preparando las oposiciones a la UDC, la academia a la que iba los dejó tirados desde mediados de marzo. Ahora en vista de que no van a poder tener clases presenciales, en esta academia se están planteando clases online, pero mucha gente ya se fue de la academia. Muchísimos están ahora en la mía, porque veo gente nueva en clase todos los días», comenta esta coruñesa.
Cree que, en el caso de su centro de enseñanza, estaba «preparado» para el cambio digital. «Es verdad que clases online yo no había tenido, pero teníamos una plataforma bastante potente donde colgaban test, esquemas y a parte había algunos vídeos grabados de algunas clases. Además, estaban ultimando una plataforma nueva y con esto ya le dieron un giro radical y empezaron con las clases online. Están muy bien, porque quedan grabadas y, por ejemplo, en el caso de las personas que tienen hijos, y en ese momento no pueden estar dos horas delante del ordenador, las pueden ver en cualquier momento. Es algo que se agradece», explica Lucía.
Sin fechas claras
Los opositores están estudiando sin una fecha que marcar en el calendario, sin saber cuándo podrán hacer su examen, ni en qué condiciones, lo que acaba mermando la motivación de los estudiantes. La incertidumbre es grande y las certezas, escasas. «Desmotiva no tener una fecha. Salió recientemente la comunicación oficial diciendo que los exámenes quedaban aplazados y que no se harían antes del 1 de octubre. Hasta esa fecha sabes que no los vas a tener, pero desconoces si los vas a tener justo después, porque no sabemos cómo va a evolucionar la pandemia. Ellos te dicen a partir del 1 de octubre iremos viendo», relata Lucía. Aunque admite que «te están dando una referencia», no es claro que vaya a ser «en octubre o en noviembre» y cree que «la administración pecó de no avisarnos con más antelación».
También es una incógnita cómo se podrán controlar tantas personas en un recinto cerrado y garantizar igualmente las medidas de seguridad. Para ella las EBAU serán un importante ensayo a la hora de plantear próximos exámenes.«Hay unas 1.600 personas para mi oposición y en ningún momento nos dijeron que no fuesen a ser presenciales. Creo que no hay la capacidad tampoco para hacerlas de manera online y ver que realmente que son legales. El hecho de que pronto se vaya a celebrar la EBAU creo que va a ser una prueba de fuego para saber qué va a pasar con las oposiciones. Si ven que ahí las cosas no salen mal y no hay contagios y pueden llevarnos de una manera más ordenada, puede que eso impulse un poco los exámenes de las oposiciones, pero no lo sé», aventura Lucía.
En el caso de las oposiciones de la UDC «no tienen porque hacerlas todas en el mismo aula», por lo que cree que podrían repartirlos «perfectamente» por las diferentes facultades. «Puede que sean más complicadas las de Xunta, que se solían hacer en Silleda, porque allí se juntan todos en una sala», indica.
Desmotivación y confinamiento
Con muchos opositores está situación ha podido y lo han dejado, echando por tierra el trabajo de meses e incluso de años. «Mucha gente ya se desmotivó. Llevas dos meses encerrado, sin saber qué va a ser de tus oposiciones, para las que en teoría en julio había que otorgar las plazas. Ves que no están convocados los exámenes, que nadie se manifiesta ni dice nada y al final es un poco preocupante. Tú dices ‘tendrán que salir adelante los exámenes’ pero no sabes si serán este año o el que viene y es frustrante», apunta.
Lucía, pese a todo, no se rinde y sigue estudiando, preparándose para, cuando llegue el momento, dar lo mejor de sí misma en la oposición. «Pienso en seguir adelante con las oposiciones y más ahora que parece que se viene una crisis económica bastante importante. Pienso que quizá la seguridad de una plaza pública no me la puede dar una empresa privada o puedes tener más precariedad laboral y peores condiciones, incluso. Creo que el hecho de luchar por una plaza, en ese aspecto, puede ser, más que nunca, positivo. Lo que ocurre es que la incertidumbre puede jugar en tu contra, pero lo fundamental es mentalizarse de que es una carrera de fondo. Toca seguir para adelante y creo que la recompensa será el premio a todo este esfuerzo», reconoce.